sábado, 1 de marzo de 2008

Carne de Psiquiatra (Muy bueno)




(Muy bueno)


Texto de Blue, "Carne de Psiquiatra".

Abajo su blog, por si queréis verlo, es muy bueno:

Sobre una persona (ella misma) con Trastorno Bipolar


Me jode esta forma de vida. Aceptado está que tengo trastorno bipolar y que son las patatas que me voy a comer hasta que muera. Pero hay cosas que todavía se me escapan, esas pequeñas cosas diarias llamadas Hábitos (en mayúscula): ducharse, comer, aseo, mantenimiento del hogar, mover el culo de la silla. A veces todo es normal y automático, parece que soy una persona normal y hago mi vida en la calle como si nada. Pero tantas veces me doy cuenta que si como es porque alguien de mis cercanos me pregunta si lo he hecho y confieso que no, para qué mentir si lo que quiero es mejorar. De que más de una noche, me mandan a la cama aunque sé perfectamente que debo estar durmiendo a medianoche para encontrarme bien al día siguiente. Lo sé y no lo hago. Estoy cansada de tener la sensación de que dejo la vida pasar, esta mañana porque tengo efectos secundarios fuertes, esta tarde porque me da la flojera, de bajar a la calle por fuerza mayor cuando a la despensa le falta café o tabaco. De sentirme enferma, como si estuviese de baja médica, y por tanto, inactiva y sedentaria. En ese punto, cuando tengo un momento de energía, aprovechar para llenar el carro de la compra como si tuviese que aprovisionarme para ¿un mes de depresión? De tener el tiempo todavía fijado en el horario laboral. En un trabajo que no existe donde estoy de baja médica hace años. Porque es el fin de semana cuando me permito ocio, cuando mis amigos que trabajan pueden salir. Porque el domingo por la tarde sigo teniendo la melancolía del "mañana al trabajo" y el sábado por la mañana todavía hago limpieza y compra, como si no pudiese hacerlo entre semana. Muchas cosas cambian cuando estoy acompañada. En su día el psiquiatra me dijo que las comidas no las hiciese sola. Cuando como con alguien, al principio me cuesta, pero soy capaz de comer bien y no ese plato único que a veces como de pie o delante del ordenador. Mucha gente vive sola pero conserva la rutina de poner un mantel en la mesa. Yo no, desde hace mucho tiempo: uso la mesa como escritorio y como en un rincón, o en la mesita del sofá, y a veces me canso al segundo bocado y dejo la fuente casi llena. Cuando estuve muy enferma, a veces ni siquiera podía comer el plato que mi madre cocinaba, expresamente a mi gusto. Luego, por la noche, al tomar las pastillas me entraba un hambre espantosa y entonces era cuando iba a la nevera a comerme mis propias sobras del mediodía al microondas. Por desgracia, esto sigue sucediendo aunque cene bien, pues creí que cenando fuerte luego no tendría tanta hambre. La medicación me deja como borracha a medianoche y debo comer lo que sea, hasta el punto de que he llegado a quedarme dormida con una galleta en la boca. Esto engorda mucho, y por supuesto, mi figura ha aumentado tallas desde que me dedico a esto de ser bipolar, tanto por medicación como por falta de ejercicio y esta mala alimentación. Cuesta mucho cuidarse. Pero no quiero que me cuiden, no por rebeldía sino porque he de pensar que sólo me tengo a mí, aunque tenga familia, porque no quiero ser una carga para nadie y además, tengo ojos manos y pies para hacer yo lo necesario. A veces, o siempre, me falta voluntad para todo. Cuántas veces me he colgado un cartel en la mesita de noche: "levántate, dúchate, vístete" pero no lo consigo. Para qué, si no tengo obligación de ir al trabajo, y me he tenido que inventar trabajos para que las horas no pasen muertas ante la ventana. Me he apuntado a un gimnasio para tener una obligación pero todavía no puedo ser constante en el ejercicio y cuando tengo una semana buena voy pero luego un insomnio me deja tirada y venga a empezar de nuevo. Dicen que soy autoindulgente, y seguro que es verdad. Pero no encuentro motivación y mi autoestima es muy baja. No me quiero, así que debería considerar que cuando tengo la autoestima bien estoy "subida", porque así lo parece. Como siempre tengo el semblante triste, cuando se me ve contenta por alguna cosa buena de la vida y digo "sí" a algún plan que me proponen, la gente se pone en guardia. Los demás siempre están ojo avizor, interpretando cada uno de tus actos como síntomas. A veces no quiero salir porque me da rabia que me llamen porque saben que necesito animarme, porque animarse no es una obligación. Sé cocinar y dicen que bien, pero me cuesta para una sola persona. Sigo comprando comida como si alguien fuese a acompañarme a la mesa. He llegado a cocinar para invitar a mis amigos, muy pocas veces, pero recuerdo una en la que, preocupada por no comer, cociné y conseguí comerme ese plato a base de invitaciones. Me he de inventar trucos para comer, y a veces aunque tenga la despensa llena me siento con la necesidad de ir a comprar algo que vaya a comerme, con los ojos, he de comer he de comer he de comer algo y voy a la desesperada porque sé que lo necesito pero al abrir la nevera, esa sensación de estar hambrienta y de que nada te guste, me pone fatal. El sueño, la comida, el tener actividades diarias. Cada día fallo en alguna cosa importante y la sensación de frustración es continua. Saco fuerzas para no hundirme pensando en que al menos he hecho una cosa de las que tenía apuntadas, gestiones cotidianas, cosas pendientes, responsabilidades civiles. Creo que los bipolares que tienen familia tienen mucha suerte. Obligaciones cotidianas que al ser rutina, lo son para él sin esfuerzo o con el esfuerzo que todas las personas hacen, excepto en momentos bajos. Los que vivimos solos, sin familia, sin trabajo, nos tenemos que obligar a todo, sin motivo "llevo a mi hijo al colegio" para salir de casa, sin motivo "se cena con el telediario y por tanto, a las ocho empiezo a cocinar". La familia es fuente de problemas, pero el solucionarlos, aunque las emociones y la sensibilidad se pongan a prueba, es un ejercicio bueno para el cerebro. "Problemas con la pareja", "problemas con los hijos", "problemas con los suegros": eso es tener vida, vida cotidiana, aunque se sufra mucho a veces, pero es vida. No tienes nada pero muchos darían algo por tenerlo. No tienes nada porque sólo tienes una casa con facilidades para descansar, aseo, y cocina. No has de rendir cuentas a nadie y por tanto acabas fácilmente en la inercia de no rendírtelas a ti mismo. Pero sabes que lo hiciste en un pasado, porque tienes conciencia de que las cosas fueron diferentes en otros períodos de tu vida, y te mortifica el por qué no lo hago ahora. Cuando por circunstancias convives con otros, te redescubres haciéndolo todo automáticamente, normal, pero vuelves a tu soledad y con ella, al abandono. No tienes motivación alguna, por y para ti no haces nada. En suma, creo que no es bueno que el bipolar viva solo, porque además tiene la necesidad de exteriorizar sus emociones a diario. De eso no he hablado, y es muy importante. Por esa razón no defiendo la opción de vivir con un animal doméstico. No puede responderme cuando necesito hablar. He convivido con personas, y siempre he solucionado esta necesidad de forma intelectual. Sé que un perro puede ofrecer comprensión porque empatiza con su amo, pero necesito algo más. Los cambios, cualquier cambio en la vida te lo tira todo abajo. Vuelta al principio. Has suspendido la asignatura. Me jode esta forma de vida, pero no puedo ponerle parches invitando a gente a comer a casa para comer yo, invitando a gente a visitarme para ponerme pilas, acariciando a un perro en vez de a una persona que sí tiene todo el derecho a recibir mi cariño y mis emociones, placenteras si son positivas, y fuente de conflicto cuando fluctúan hacia la irritabilidad o la melancolía. Sé que es difícil convivir con un bipolar, porque uno ha de tirar del otro en tantas ocasiones y eso hastía. Por eso vivimos solos. Y por eso me jode. Y me jodía antes del diagnóstico, también, no hace falta ser bipolar para tener estos problemas y si no, pregunta por alguien que esté soltero o separado, y cobrando el subsidio del paro, porque igual también le jode esa forma de vida.

Me jode, pero la vivo, así que no necesito ánimos, me los doy yo misma cada día, y publico esto porque supongo que no soy la única que se siente así, o quiero suponerlo.




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1 comentario:

Carne de Psiquiatra dijo...

Hola José,
gracias por el artículo.
Vengo a comentar que he reanudado el blog
https://carnedepsiquiatra.blogia.com/
Paz y Eutimia